Para los
parámetros de la afición argentina, Corinthians sería un Boca Juniors sin
despliegue mediático, sin hazañas deportivas extraordinarias. Un club de
arraigo paulista desparramado por otros distritos que se identificaron con su
pasión, no con sus victorias. Una mezcla de Gimnasia, Central, Colón, con una
pizca de Rácing. La bandera de los humildes, el club de Luis inacio Lula da
Silva.
Se dice en Brasil que desde sus primeros pasos, fue el “equipo del pueblo”.
Gestado el 1 de septiembre de 1910 por un grupo de trabajadores que viajaban
siempre en el mismo tranvía en el barrio paulista de Bom Retiro. Por sus filas
pasaron grandes jugadores, pero recién en 1991 el Corinthians jugó su primera
Copa Libertadores y esta final continental que acaba de ganar ante Boca es la
primera de su rica historia.
Los fundadores del Timão fueron Joaquim Ambrósio, Carlos Silva, Antonio
Pereira, Raphael Perrone y Anselmo Correa. Habían quedado impresionados al
presenciar a un equipo inglés, el FC Corinthian, y decidieron ponerle su nombre
al nuevo club, cuenta el periodista deportivo Alejandro Fabbri en su último
libro, El nacimiento de una pasión continental.
“Corinthians va a ser el equipo del pueblo porque el pueblo le elegirá”, fueron
las palabras de Miguel Battaglia, primer presidente del club. La camiseta
original del equipo era crema, con puños negros y pantalón negro, pero pronto
el crema derivó en blanco, que era mucho más sencillo de hallar.
Logró un buen número de títulos locales (ganó 26 campeonatos paulistas, 5
campeonatos brasileños, 5 torneos “Río-Sao Paulo”, 3 Copas de Brasil y 1
Supercopa de Brasil), y en 1991 el Corinthians pudo jugar su primera
Libertadores. Aquella vez, pasó la primera fase con comodidad, pero terminó
siendo eliminado precisamente por Boca, tras perder 3-1 en La Bombonera y empatar 1-1
en Brasil. También River supo dejarlo afuera en dos oportunidades. La primera
fue en 2003, cuando en octavos de final el equipo paulista cayó 2-1 en el
Monumental y luego volvió a caer por el mismo marcador en Brasil.
En 2005, el Corinthians buscó un símbolo riverplatense para reforzarse. El
club, con el respaldo del iraní Kia Joorabchian (cabeza del grupo inversor MSI)
contrató a Daniel Alberto Passarella como DT. El Kaiser no tuvo buenos
resultados y fue despedido tras la eliminación en octavos de final de la Copa Brasil ante el
modesto Figueirense y un duro 1-5 ante el Sao Paulo. Sin embargo, aquel equipo
que contaba con Javier Mascherano y Tevez entre sus filas terminaría
consagrándose en el Brasileirao y clasificando para una nueva Libertadores.
En 2006, entonces, el Corinthians y River volvieron a verse las caras,
nuevamente en octavos de final de la Copa. Tevez puso en ventaja a su equipo en el
partido de ida, aunque River terminó ganando 3-2 en el Monumental. En la
vuelta, el Pipita Gonzalo Higuaín fue clave para que el Millonario ganara 3-1
como visitante y evolucionara hacia los cuartos de final. Otro duro golpe para
“La Fiel ”, la
hinchada del “equipo del pueblo”, que ya recibía cargadas por sus dificultades
en los tramos finales.
Más tarde, Tevez -todo un ídolo del club tras el título en 2005- terminaría
dejando el Corinthians por problemas con el DT Emerson Leao y un gesto que
realizó durante un partido ante el Fortaleza y que lo enfrentó con la barra del
equipo, que luego de aquel encuentro atacó el auto de Carlitos, quien se
terminaría yendo al West Ham inglés.
Un año después, llegaría el peor momento en la historia del club: en 2007, el
Corinthians descendió a segunda división y su presidente de aquel entonces,
Alberto Dualib, fue acusado de malversación de fondos. La amargura en el rostro
de Lula, encarnando a una parte enorme del pueblo brasileño, fue reflejada –no
sin satisfacción- por las cadenas de noticias. Para alegría del ex presidente
brasileño, el Timão sólo necesitaría una temporada para volver a Primera.
Dos brasileños “Xeneizes” y un arquero argentino. La historia del Corinthians
no sólo está vinculada a Boca por Tevez. Domingos Da Guía, aquel célebre
defensor brasileño que jugó en el equipo de La Ribera entre 1935 y 1937,
llegó al Timão en 1944, ya como un veterano jugador, y allí se desempeñó hasta
1947. También Dino Sani, un volante central brasileño que jugó 14 partidos y
convirtió 4 goles para el xeneize en 1961, jugó en el conjunto paulista entre
1965 y 1968. Se retiró siendo todo un ídolo de la hinchada y al año siguiente
se convirtió en DT del “equipo del pueblo”. Años más tarde, supo también ser
entrenador de Boca durante el Metro de 1984, cuando protagonizó una de las
peores campañas en la historia azul y oro.
Otra de las particularidades que une al Corinthians con nuestro fútbol es que
el primer jugador extranjero que vistió esa camiseta en el Brasileirao (el
certamen nacional brasileño implantado en 1971) fue un jugador argentino. Se
trata de Miguel Angel Buttice, arquero que surgió de Los Andes y que debutó en
Primera en 1965 custodiando el arco de Huracán. Tras un recordado paso por San
Lorenzo (fue campeón invicto en el Metro ’68 con Los Matadores), y luego por el
Lobo platense, Buttice recaló en el América de Rio de Janeiro y en el Bahía,
finalmente arribando al Timão en 1974, donde no alcanzó a lucirse. Aunque supo
ganarse la titularidad, finalmente fue descartado después de una derrota en la
final del campeonato paulista con el Palmeiras.