Eternauta Tripero

Por Arístides Caviglia*

Dicen que es mentira, que lo vieron. Y lo juran besando los dedos puestos en cruz.
Es muy capaz el loco. Yo de él creo cualquier cosa. ¿Acaso no sonreía en el cajón?
Dicen que por las noches lo acecha a Manolo para asustarlo.
Y que a Carlitos Fanjul otra vez le escondió los palos.

Dicen que en la madrugada, si uno apoya la oreja sobre el portón de su casa, se alcanza a oír que el equipo suelta tangos de Belusi. Y que en la cocina aparecen los restos de sus mates criminales.

Dicen que lo vieron al comando de su autito azul y rabón por 1 y 57 gritando el consabido “¡Pinchas putos!”

Dicen que en algún boliche donde actúa Graciela Siman o el negro Reyes, desde el fondo del local se escuchó la caverna de su voz clamando “¡Otra! ¡Otra!”

Y a mí mismo –aunque no lo aseguro porque no pude sorprenderlo- me parece que volvió a afanarme el encendedor.

Dicen que estuvo en el Bosque festejando, que lo vieron todos repartiendo besos y abrazos. Pero muchos se resisten a creerlo, dicen que es obra de la sugestión, del embeleso, de su fascinación, de su magia loca.

Dicen algunos que al final se lo llevó La Muerte. Imposible, no lo conocen al ronco. En todo caso se habrá dejado llevar. Si estuvo hace poco coqueteando con ella en Status, seduciéndola, mucha parla, whisky y cigarrillos.

Nunca tuvo problemas con la huesuda. Ni un sí ni un no. Y eso que en los últimos tiempos lo frecuentaba, se le quería instalar. El drama no es tanto La Muerte sino el olvido, no trascender, lo efímero de nuestros actos, la finitud a que estamos condenados los comunes. Pero el loco “no ha pasado por este mundo como un turista”, para usar las palabras de Nicolás Olivari cuando despidió al Malevo Muñoz.

En eso este gigantesco petiso ha ganado en decisión unánime. Lo vimos todos en El Decano, su templo, en la cara y en los ojos de tantos chicos que se hicieron presentes para dar testimonio que la prédica de su mensaje ha germinado en ellos. Esa semilla que sembró abonada por su enorme talento, por cada fibra de su ser indomable, ya forma parte del multitudinario colectivo tripero y fructificará en su Gimnasia soñado, el que quiere la mayoría.

Néstor querido, en serio, si andas por acá, llámame.

Yo te espero abajo.

Un abrazo.

*Jefe de Redacción de Tribuna Gimnasista