Por Víctor Hugo Morales
No habrá fusión, tal como se lo pensó. Es una idea de este cronista, que puede estar profundamente equivocado. Pero no se puede hacer aquello que la gente no admite. Han tocado algo de lo que la gente sí entiende y puede opinar con cierta propiedad. El fútbol necesita de la crueldad del resultado, de la importancia de que haya una gran alegría si se gana y gran dolor si se pierde. Vive de eso, el aficionado lo sabe. Y ese campeonato estaría herido de muerte, salvo que le diera realmente paso a algo que puede ser interesante y valioso como la federalización del fútbol.
Pero no así. Ni los de River pueden soportar la idea y la carta firmada por Passarella es elocuente: tiene muchísima razón. Pero tampoco los otros equipos, que supuestamente serían beneficiados con la medida por tener problemas con los promedios, lo pueden aceptar. Quieren zafar de una manera deportiva y no con esta fusión en la que todo se diluye: lo bien y lo mal hecho, la alegría y la tristeza del fútbol. Todo pasa a valer lo mismo. Los torneos de esta próxima temporada perderían credibilidad y daría igual que juegue River con todas las incorporaciones que ha hecho o con la Tercera… Porque ser primero, u octavo, o vigésimo daría lo mismo. También para los equipos de Primera, que ya no tendrían la espada de Damocles del descenso, porque todo daría lo mismo...
No se le puede hacer semejante daño al fútbol, como restarle credibilidad a lo deportivo. Supongo que lo que ocurrió aquí fue que la gente del Fútbol para Todos pidió que se haga algo, porque es cierto que no quiere perderse la parte tan apetecible de la torta que significa River, con lo que se invierte en el fútbol de Primera División. Y se comprende que no debe ser fácil desde el punto de vista contractual acceder a lo que en estos momentos tiene bajo contrato TyC, y también que a la vez es distinto a como ocurrió con el fútbol de Primera, porque en aquel caso la AFA terminó con un contrato y apareció el gobierno para salvar al fútbol… Ahora, no sería lo mismo, y hasta el propio gobierno podría correr el riesgo de que, ante cualquier juicio, sea este mismo quien deba pagarlo, si se rompe el contrato unilateralmente.
Entonces, Fútbol para Todos, que quiere algún cambio, que quiere federalizar el fútbol y que no quiere perder a los grandes equipos, pidió: “Hagan algo.” Grondona aprovechó la circunstancia de la pulseada con Daniel Vila, que insólitamente pretende acceder al mando del fútbol, y le vino muy bien el pedido que pudo haber recibido para construir un engendro que, seguramente, no pueda prosperar.
La fusión no puede caminar. La respuesta de la gente ya no se remite solamente a quienes ayer enviaron el fútbol a la portada de los diarios, que, de paso, quieren defender sus intereses. Hay mucho dinero en juego, otra vez, y, por supuesto, no van a tener ningún tipo de problemas en hacer cualquier tipo de cosa, porque es gente de la peor moral que tiene el país, la del periodismo dominante. No existe, desde el punto de vista moral y ético, nada peor, porque de las personas comunes se puede esperar cualquier cosa, pero no del periodismo. Lo de ayer fue cualquier cosa, pero en línea con cómo viene siendo el periodismo de este tiempo.